DIARREAS
CAPITULO IV DIARREAS
En qué consiste
La diarrea es el síntoma más común de un trastorno gastrointestinal. Se carateriza por defecaciones frecuentes y poco consistentes que pueden estar acompañadas de dolor abdominal, retortijones, náuseas y fatiga. Algunas veces aparece sangre o moco en las heces. Muchos adultos padecen varios episodios cortos de diarrea al año. Estos casos de diarrea suelen ser agudos y autolimitantes, se solucionan solos en pocos días y no provocan otra cosa que una breve indisposición. Sin embargo, la diarrea aguda severa y la diarrea crónica (que dura varias semanas) pueden ser peligrosas, especialmente en niños muy pequeños y en personas mayores. La diarrea puede provocar deshidratación y desequilibrio electrolítico y puede requerirse hospitalización. En niños la deshidratación puede darse en un par de días.
Causas más comunes Existen diferentes causas infecciosas y no infecciosas que provocan diarrea aguda y crónica. Infecciones víricas, bacterianas y parasitarias están asociadas a diarreas que pueden durar desde unos días a varias semanas aunque en algunos casos pueden persistir provocando diarrea crónica en pacientes inmunodeprimidos (pacientes con SIDA /HIV, cáncer o transplantados). Estas fuentes de diarrea son infecciosas. El virus, la bacteria o el parásito se elimina con las heces y el contagio se produce persona a persona a traves del contacto oral con una superficie contaminada. La vía más frecuente de contagio es beber agua o comer comida contaminada.
Los viajes, especialmente a países en vías de desarrollo, conllevan un gran riesgo de padecer diarrea por infecciones víricas, bacterianas o parasitarias. El contagio puede darse de una forma tan simple como a través de cubitos de hielo contaminados, ingeriendo ensaladas y frutas frescas o con la comida de un vendedor ambulante. Cuando una persona se infecta, el contagio de las que están a su alrededor es muy frecuente a no ser que se tomen medidas higiénicas (especialmente un lavado cuidadoso de las manos). Esto es especialmente importante en casas donde haya niños infectados, en centros de día y en residencias. Algunas veces el origen de un brote de infecciones bacterianas o parasitarias puede deberse a un restaurante o a un alimento en particular. En ocasiones, la causa puede ser la contaminación del agua.
Causas comunes de diarrea aguda:
Parásitos: los parásitos más comunes son la Giardia Lamblia (giardia), Entamoeba histolytica (E. histolytica) y el Cryptosporidium parvum (crypto). Estos parásitos unicelulares se encuentran en riachuelos y lagos y pueden infectar piscinas, bañeras calientes y ocasionalemente el agua de consumo diario. Otros parásitos como los ascárides y las tenias también pueden causar infecciones.
En otras partes del mundo, especialmente en países en vías de desarrollo, se encuentran con frecuencia muchas más bacterias patógenas y más cantidad de parásitos distintos. Entre los parásitos se encuentran: gusanos planos, redondos, anquilostomas y tremátodos. Los turistas suelen infectarse a través de la comida o de la bebida aunque algunos parásitos son capaces de atravesar la piel.
Virus: el rotavirus es la causa más común de diarrea severa en niños. Entre otros virus se encuentran: norwalk, norovirus (también conocidos como virus normalk-like), adenovirus, calcivirus, citomegalovirus (CMV) y HIV. El CDC estima que los virus norwalk y norwalk-like son los agentes causantes de 23 millones de casos de diarreas agudas al año en Estados Unidos. En los últimos años, estos virus han causado brotes de gastroenteritis en barcos de cruceros. También pueden causar infecciones en residencias, colegios, cuarteles y en cualquier sitio donde haya altas concentraciones de gente.
Bacterias:
Salmonella, se encuentra a menudo en huevos crudos, carne de ave cruda y reptiles de compañía.
Shigella, en comida y agua contaminada fecalmente.
Campylobacter, en carne de ave cruda o poco cocinada.
Escherichia coli 0157:H7 (E. coli), se asocia a carne de ternera cruda o poco hecha. Causa diarreas sanguinolentas que pueden conducir a un síndrome urémico-hemolítico (destrucción de los hematíes e insuficiencia renal).
Clostridium difficile, relacionado con tratamiento antibiótico previo.
Otros: Staphylococcus aureus y especies de Yersinia y Vibrio.
La diarrea aguda también puede deberse al tratamiento con antibióticos de amplio espectro o a otras medicaciones que cursen con diarrea como efecto secundario. El tratamiento con antibiótico puede hacer disminuir la flora normal. Las bacterias "buenas" que colonizan el tracto gastrointestinal, ayudan a digerir la comida y protegen frente a las bacterias "malas". Si se inhibe el crecimiento de la flora normal, esto permite un fácil acceso de los patógenos que crecen y se multiplican. La toxina producida por la bacteria Clostridium difficile suele ser la culpable de la diarrea por antibióticos.
La diarrea crónica, una diarrea que dura más de unas semanas, la diarrea esporádica y la diarrea que se alterna con estados de estreñimiento se asocian normalmente a causas no infecciosas. Entre ellas encontramos:
Trastornos inflamatorios del intestino, como la enfermedad de Crohn.
Disfunción intestinal como la que se ve en el síndrome de colon irritable.
Trastornos de malabsorción como en la fibrosis quística.
Cirugía del aparato digestivo o de la vesícula biliar (el ritmo al cual viaja la comida a través de tracto gastrointestinal puede variar).
Intolerancia a la comida, como intolerancia a la lactosa o enfermedad celíaca.
Quimioterapia o radiación en zona abdominal o gastrointestinal.
Enfermedades endocrinas como la diabetes o enfermedades del tiroides.
Diarreas autoinducidas con laxantes.
Causas psicogénicas como el estrés.
<<< >>> Su médico le preguntará sobre su diarrea. La frecuencia, la cantidad y la consistencia de los movimientos peristálticos varían mucho de persona a persona. Dependen del metabolismo, del tipo de comida ingerida, del nivel de actividad, de la cantidad de líquidos que se ingieren, de la medicación que se está tomando e incluso de cualquier estrés por el que se esté pasando. El médico buscará algún cambio en sus hábitos normales (cosas que salen fuera de lo habitual) y por las alteraciones más comunes que cursan con diarrea. Le hará una serie de preguntas para poder orientarse sobre qué
pruebas de laboratorio debe solicitar. Algunas de estas preguntas pueden ser:
¿Con qué frecuencia suele defecar?
¿Cuánto tiempo hace que tiene diarrea?
¿Qué consistencia, color y volumen aproximado tienen sus heces?
¿Hay sangre o moco en las heces?
¿Padece cualquier otro síntoma: dolor abdominal, náuseas, fiebre, dolor de cabeza, fatiga?
Qué y dónde ha comido recientemente?
¿Dónde ha estado acampando?
¿Alguien de su familia, conocidos o compañeros de trabajo están enfermos?
¿Ha estado bajo tratamiento antibiótico recientemente?
Pruebas de laboratorio
Si la diarrea no se complica y desaparece en unos días, puede que el médico no intente buscar la causa del trastorno gastrointestinal. Sin embargo si la diarrea es severa, con presencia de sangre o moco o si no cesa, puede solicitar una o varias de las siguientes pruebas. Esto se cumple cuando se ha viajado al extranjero o cuando se ha comido o bebido algo que ha causado enfermedad en alguien cercano. Estas pruebas son:
Investigación de huevos y parásitos. Es una evaluación microscópica de las heces para encontrar parásitos o sus huevos (cistos).
Leucocitos en heces (los góbulos blancos pueden aparacer cuando hay una infección bacteriana).
Grasa fecal (algunas veces se detecta grasa en heces cuando hay problemas de malabsorción).
Cultivo de heces (para averiguar el agente bacteriano causante de la diarrea).
Detección de antigeno para Giardia, Cryptosporidium y E. histolytica. Estas pruebas detectan estructuras proteicas en los paráritos. Son más sensibles y específicas para estos parásitos que el examen microscópico.
Pruebas de alergia o intolerancia a ciertos alimentos (como la intolerancia a la lactosa).
Prueba para detectar la enfermedad celíaca, como en antigeno anti-endomisio y los anitcuerpos antigliadina.
Pruebas de detección de anticuerpos para parásitos. No son muy útiles para detectar infecciones actuales pero pueden solicitarse para investigar infecciones pasadas o crónicas, especialmente si se sospecha de un agente causal extraño.
Prueba antigénica rápida para rotavirus.
Toxina de Clostridium difficile; es una prueba rápida para detectar una infección causada por C. difficile, detectando la toxina que produce dicha bacteria.
Electrolitos; si existe deshidratación, su médico puede solicitarle un análisis de sangre para determinar si hay un desequilibrio electrolítico.
Biopsia del intestino delgado (rara), para buscar signos de infección parasitaria.
Otras pruebas diagnósticas (ajenas al laboratorio)
Endoscopia, sigmoidoscopia, o colonoscopia: se utilizan para mirar porciones del tracto gastrointestin