CANCER DE PROSTATA
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CANCER DE PROSTATA
En qué consiste? El cáncer de la próstata es el segundo cáncer más común en los hombres después del cáncer de piel, con aproximadamente 680.000 nuevos casos al año en el mundo. En España se diagnostican unos 13.300 casos anuales, lo que representa el 13,6% de los tumores entre los hombres. El riesgo de desarrollar cáncer de próstata depende de la etnia, siendo los hombres Afroamericanos los de mayor riesgo. Otros factores de riesgo son la existencia de antecedentes familiares, y la edad avanzada.
Más del 70% de los casos de cáncer de próstata se diagnostican a partir de los 65 años.
La próstata es una glándula pequeña, del tamaño de una nuez, presente únicamente en el varón. Rodea la parte superior de la uretra y produce el líquido seminal, que forma parte del semen. El cáncer de próstata puede permanecer localizado (totalmente restringido en la próstata) durante muchos años, causando pocas alteraciones perceptibles. En la mayoría de casos la evolución es lenta, y los primeros síntomas empiezan a aparecer cuando el tamaño de la masa tumoral es suficientemente grande como para comprimir la uretra. Esto puede causar síntomas como: aumento en la frecuencia de orinar (especialmente durante la noche); disminución de la fuerza miccional o intermitencia de la misma; dolor o escozor durante la micción; presencia de pus o sangre en orina o semen; y dolor en la parte baja de la espalda, la pelvis, o en la zona superior de los muslos. Sin embargo, muchos de estos síntomas aparecen en otras condiciones, como la hiperplasia benigna de próstata (HBP), las infecciones del tracto urinario (ITU), la prostatitis aguda, o en las enfermedades de transmisión sexual.
La HBP es un aumento no maligno (no cancerígeno) del tamaño de la glándula prostática, que aparece en los hombres al envejecer. Afecta a la mitad de los hombres a partir de los 60 años, y al 90% a partir de los 80 años (según la Asociación Española de Urología). Aunque no causa cáncer de próstata, ambos pueden encontrarse juntos. El médico debe determinar si los síntomas son debidos al cáncer de próstata, a la HBP, o a otra condición no cancerígena. En caso de diagnosticarse cáncer de próstata debe especificarse si éste es clínicamente significativo. Si se trata de un cáncer de próstata de pequeño tamaño, bien localizado, y de crecimiento lento, es posible que nunca llegue a causar problemas de salud al paciente. Se dice que “muchos hombres mueren con el cáncer de próstata, no de él.” En estos casos, el tratamiento puede tener efectos secundarios como impotencia e incontinencia, que pueden llegar a ser peores que el propio cáncer.
Sin embargo, en algunos casos, crecen y se propagan agresivamente a la región pélvica y a lo largo de todo el cuerpo. En algunos casos, aunque sean de crecimiento lento, dado su gran tamaño, causan molestias, por lo que requieren de intervención médica. Para el médico, el reto es detectar el cáncer de próstata, evaluar su velocidad de crecimiento y extensión, y posteriormente decidir, junto al paciente, el tipo de tratamiento a seguir y el momento más adecuado.
Pruebas relacionadas
La prueba de referencia para el diagnóstico es la biopsia de próstata. Consiste en la obtención de pequeñas muestras de tejido prostático e identificación de células anormales al microscopio.
En caso de diagnóstico de cáncer,el médico debe solicitar pruebas de laboratorio y de imagen, como ecografía por ultrasones, para establecer el estadio (extensión del cáncer en el organismo) y el grado (anormalidad de las células) del cáncer. Cuanto más anormales sean, es más probable que el cáncer sea agresivo.
La determinación de PSA total (antígeno específico de próstata total) y el examen rectal digital (ERD) son las herramientas básicas usadas para determinar la necesidad de una biopsia de próstata. El ERD es una exploración física que para realizarla el médico introduce un dedo, protegido por un guante y lubricado, en el interior del ano para palpar la superficie de la próstata.
Pruebas de laboratorio
Las pruebas de laboratorio se utilizan para el cribado de cáncer de próstata en la población general (sintomáticos y asintomáticos), descartar otras patologías y condiciones que pueden causar o agravar los síntomas, monitorizar la eficacia del tratamiento del cáncer de próstata, y detectar posibles recurrencias.
Estas pruebas pueden incluir:
<!--[if !supportLists]-->· <!--[endif]-->PSA (antígeno prostático específico) – para el cribado y seguimiento del cáncer de próstata. Aunque el PSA es una buena herramienta, no es perfecta. Un aumento de los niveles de PSA se asocia a un aumento del riesgo de padecer cáncer de próstata, aunque también pueden haber concentraciones elevadas de PSA en la HBP, la prostatitis (inflamación de la próstata), infecciones, y muchas otras condiciones. Aproximadamente, en dos tercios de los casos con un nivel anormal de PSA no existe cáncer de próstata, y cerca del 20% de los casos en que existe cáncer de próstata las concentraciones de PSA son normales. Al evaluar los resultados, el médico debe considerar los niveles de PSA así como el volumen de la próstata del paciente. (En la página del PSA se incluye la discusión sobre la variedad de pruebas de PSA, tales como el PSA libre y cPSA).
<!--[if !supportLists]-->· <!--[endif]-->Urianálisis – para el cribado de alteraciones renales
<!--[if !supportLists]-->· <!--[endif]-->Urinocultivo– para investigar signos de ITU
<!--[if !supportLists]-->· <!--[endif]-->Urea y Creatinina – pruebas en sangre para evaluar la función renal
Otras pruebas diagnósticas (ajenas al laboratorio)
Incluyen:
Ecografía– La ecografía transrectal (ETR) es útil para medir el tamaño de la próstata, y sirve de guía para la aguja en la realización de una biopsia de próstata
TC (Tomografía Computarizada) – para evaluar la extensión del cáncer
RMN (Resonancia Magnética Nuclear) – para evaluar la extensión del cáncer
Escintigrafía ósea– en algunas ocasiones es utilizada para detectar posibles metástasis óseas
PET (Tomografía por emisión de positrones) – se utiliza en algunas ocasiones para estadiar el cáncer metastático (aquel que se ha extendido más allá de la próstata)
Tratamiento Identificado el estadio y el grado de la enfermedad, el especialista explicará y recomendará cuál es el tratamiento más adecuado, para que el paciente, con el apoyo del médico, pueda tomar una decisión. En caso de que el cáncer esté localizado en la próstata, causando pocos o ningún síntoma, con características de crecimiento lento, el médico y el paciente pueden decidir controlar su evolución de forma regular en lugar de instaurar un tratamiento de forma inmediata. Esto es conocido como “vigilar esperando,” y es una estrategia que puede ser útil, en algunos pacientes, durante muchos años.
En aquellos pacientes que se requiere intervención médica, generalmente se utiliza una combinación de cirugía, radiación, o terapia hormonal.
En caso de elegir la cirugía, ésta puede eliminar la totalidad del tumor o aliviar la micción en casos más avanzados. La criocirugía, una opción quirúrgica relativamente nueva, congela y mata al tejido afectado con nitrógeno líquido. La radiación se puede administrar desde el exterior, insertando minúsculas partículas radiactivas en la próstata, o por inyección. Es posible la combinación de la radiación con la terapia hormonal, si lo que se desea es aliviar el dolor.
En caso de existir metástasis a otras zonas del cuerpo, la terapia hormonal es la más utilizada. Aunque en esta etapa ya no existe curación, es útil para reducir el tamaño de los tumores, aliviar síntomas, y alargar la vida del paciente. El tratamiento hormonal también es útil en etapas menos avanzadas de la enfermedad, ya sea solo o junto a radioterapia, así como para reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía. En el cáncer de próstata, aunque el uso de la quimioterapia es poco frecuente, puede resultar útil en casos avanzados insensibles a la terapia hormonal.
Los efectos secundarios de los distintos tratamientos pueden oscilar desde la no existencia hasta la fatiga, pérdida del pelo, incontinencia, y disfunción eréctil (incapacidad de tener una erección). En aquellos casos en los que, debido al tratamiento, existen niveles disminuidos de testosterona, existe un elevado riesgo de desarrollar osteoporosis.
Las diferentes opciones de detección y tratamiento del cáncer de próstata están mejorando continuamente, y las recomendaciones de cuando y cómo utilizar dichas opciones están en constante desarrollo. Es importante que los especialistas discutan las opciones de cribado y tratamiento actuales junto con los pacientes, para que éstos puedan tomar sus propias decisiones.
La población de alto riesgo (cáncer en edad pre-menopáusica, o antecedentes familiares de cáncer de mama o de ovario a edades tempranas) puede conocer si presenta la mutación del gen BRCA-1 o BRCA-2 sometiéndose a un estudio a partir de una muestra de sangre. Dado que la función normal de los genes BRCA es la de proteger a la mujer frente al desarrollo de cáncer de mama, una mutación en alguno de los dos genes indica que la mujer presenta un mayor riesgo (hasta de un 80%) de desarrollar la enfermedad. Es importante recordar que la mayor parte de cánceres de mama acontecen en mujeres en las que no se detecta mutación alguna en los genes BRCA. La interpretación de los resultados obtenidos en este tipo de estudios debería correr a cuenta de un profesional sanitario que, simultáneamente, ofrecería consejos para intentar disminuir el riesgo. Debería de aconsejarse a la paciente, en este sentido, tanto antes de realizar la prueba como una vez recibidos los resultados
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